A pesar de lo que las redes sociales nos enseñan, la práctica del yoga asana se diseñó para armonizar los niveles internos de energía vital lo que nos permite limpiar y liberar cuerpo y mente, conseguiendo un mayor grado de concentración y poder mantenernos sentados inmóviles a la hora de meditar. 

El otoño es la época del año en la que los niveles de energía descienden como vemos en las hojas de los árboles.  

Nuestros pulmones son los receptores de la energía vital y se ven afectados por este fenómeno natural. Un desequilibrio energético en los pulmones se puede reflejar con dolor en el pecho, rigidez en la parte alta del tronco y hombros, sensación de que nos falta el aire y puesto que nuestros pulmones están conectados con nuestra piel, los desequilibrios en la piel también pueden estar asociados con esta falta de energía. El objetivo de la práctica del yoga es asistir en el reequilibrio de esta energía vital de nuestros órganos para poder vivir bien y más plenamente. 

El otoño también es un momento del año en el que nos recogemos como se recoge la savia en las raíces de los árboles. 

Este recogimiento sobre todo en las personas que por naturaleza son más extrovertidas puede afectar bastante puesto que transitamos desde el verano, una época del año extrovertida, de estar ahí fuera, a una época del año de encontrarse a una misma con más tiempo en soledad, a veces encontrándose con la tristeza y la pena, sobre todo si es algo que hemos estado reprimiendo sentir durante bastante tiempo. 

Los desequilibrios energéticos en los órganos internos también se asocian a emociones concretas. En el caso de los pulmones, puesto que estos son quienes reciben la energía en primera instancia, se ven afectados por la tristeza y la pena ya que son emociones que drenan nuestra energía vital. Estas emociones son tan necesarias como cualquier otra, el problema surge cuando ocupan la mayor parte de nuestro espacio acabando rigiendo nuestra toma de decisiones en la vida. 

El yoga desde su esencia nos enseña a ir con la corriente de lo que trae la vida, a dejar ir la necesidad de continuamente corregirnos a nosotros mismos o a los demás, de dejar ir la necesidad de control o perfección. Básicamente, nos enseña a encontrar la belleza en cada momento y a dejar ir todo aquello que esta ocupando demasiado espacio para asi dejar espacio a todo aquello que realmente nos aporta.

Por eso en otoño haremos algunas clases específicas para equilibrar el meridiano del pulmón el cual se origina en el centro del torso, desciende conectando con el intestino grueso (colon), vuelve a ascender penetrando en el orificio cardiaco y en el pulmón, sigue ascendiendo comunicando las clavículas y garganta, sigue viajando a través de la parte interior del brazo hasta nuestros dedos pulgares. 

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